martes, 7 de agosto de 2012

Palabras vacías.


Momentos de esos que no entiendes nada.
Momentos en los que no sabes cómo te vas a despertar mañana. Si todo va a darte igual o no vas a soportar el peso de una mota de polvo.
Momentos en los que tu respiración pasa de modo automático a modo manual.
Momentos en los que el resto de tus actividades pasan de manual a automático.
Momentos en los que pierdes la conexión con lo que te rodea.
Momentos en los que no eres capaz de escuchar a nadie.   
Momentos en los que no hay nada que pueda interesarte más allá de otros momentos.
Momentos en los que estás sola y no quieres estar de otra manera.
Momentos en los que miras hacia dentro y quieres soltar una carcajada inmensa de lo ridícula que te sientes.
Momentos de esos que te pones a recordar y te das cuenta de que no comprendes.
Momentos en los que cualquier explicación no es suficiente.
Momentos en los que caminas mirando a ver si te encuentras contigo por el camino, porque hace rato que no sabes dónde estás.
Momentos en los que te contradices.
Momentos que miras con los ojos cerrados.
Momentos que te estremecen.
Momentos que quieres que acaben, pero no quieres irte.
Momentos que te dan a pensar una cosa.
Momentos que te la quitan.
Momentos en los que por más que buscas no encuentras la respuesta.
Momentos en los que algo te dice que sí y otra cosa que no.
Momentos que vienen a tu mente y les apartas la mirada.
Momentos que miras fijamente intentando ver dónde está el fallo.
Momentos y momentos llenos.
Y muchas palabras vacías.
No te preocupes, sólo duele cuando respiras.

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