martes, 6 de julio de 2010

(...)

Alguien se está burlando de mi y retrasa mi reloj constantemente.

Ha cogido mi calendario y ha cuadruplicado los días.

Me ha quitado los lápices de colores y lo ha pintado todo de gris.

Ha cambiado la letra de todas las canciones.

Ha dibujado tu sombra en todas las calles.

Me ha puesto piedras en los zapatos para que no pueda caminar.

Me ha pegado la mano a la página, para que no pueda pasar a la siguiente.

Ha cogido mi caja de los malos recuerdos y se la ha llevado.

Ha encontrado la de los buenos y no hace más que sacarlos fuera, aunque yo los guarde una vez tras otra.

Ha escuchado mis arrepentimientos y se ha reído.

Ha notado mi esperanza y me ha dado una bofetada.

Ha metido un bicho en mi pecho que cuando quiere aprieta y no me deja respirar.

Y lo peor de todo es que aunque se rie de mi,a veces se pone serio y no para de susurrarme que espere, que llore, que ría, que piense, que perdone, que cambie, que disfrute, que descubra, que recuerde y que, cuando esté preparada, se irá y te quedarás tú.

sábado, 20 de marzo de 2010

Sobre lo irónico de "ser egoísta"

En la sociedad actual hay cientos y cientos de motivos para 3 cosas: echar la culpa a los demás de nuestras desgracias, creernos egoístas y no querernos nada.

Tiene gracia que todo el mundo luche por libertades cuando la mayoría de la gente, luego no sabe qué hacer con esa libertad. No ser libre es difícil, por supuesto, pero ser libre puede que lo sea más aún. Cuando uno es libre, debe tomar sus propias decisiones y una decisión siempre tiene consecuencias, que pueden ser buenas, pero también malas. Es muy fácil sentirnos y proclamarnos responsables de las buenas consecuencias de nuestras acciones, pero rara vez nos acusamos a nosotros mismos de la malas consecuencias de las mismas. Siempre nos quedarán los clásicos “el profesor me tiene manía”, “Godofredo es un hipócrita que no hace más que insultar a los demás”y un larguísimo etc. Supongo que nadie se imagina a si mismo diciendo cosas como “No he tenido las suficientes ganas como para estudiar lo suficiente” o “no me quiero ni soy lo suficientemente independiente como para pasar olímpicamente de los comentarios de Godofredo”, pero lo cierto es que si al menos lo pensáramos nos iría bastante mejor la mayoría de las veces.

Pero, ¿Cómo querernos en una sociedad en la que el que siente un mínimo de amor hacia sí mismo es tachado de prepotente?. Apuesto lo que sea a que casi nunca o nunca habéis escuchado al salir de un examen al compañero que tiene un diez decir “Es justo la nota que me merezco, soy un buen estudiante”, es más típico el “tengo un 10 tío…no me lo creo, no me preguntes cómo” joder, sabes cómo y lo sabes porque has estudiado como un asqueroso. Y no lo digo en sentido despectivo, porque soy la primera a la que esto le ha pasado alguna vez (aunque no con una nota de 10 creo recordar).

Lo mismo pasa cuando uno decide pensar en si mismo antes que en los demás. Si uno decide no ir a un funeral porque por las razones que sea no le apetece hacerlo automáticamente es un egoísta que no está con la gente que quiere cuando tiene que estar. Es curioso, porque hay momentos en los que hay que estar primero con uno mismo y luego con los demás, pero parece que esto ya no tiene ningún sentido para nadie. Seguramente tampoco para el que lo esté leyendo ahora.

Da igual que esa persona esté con el bajón del siglo y crea que ir a ese funeral va a causarle más daño que ayuda, da igual si se siente incómoda allí por la razón que sea, da igual si prefiere estar sola y llorar la pérdida de alguien en ese momento sin compañía. No importa nada, excepto que es una mala persona porque no está donde debe estar según la opinión de los demás.

Me gustaría decirle al que lea esto que mande al carajo la opinión de los demás alguna vez, que esté donde se sienta bien porque ahí y justo ahí es donde tiene que estar, que deje de pensar en lo que es una buena persona a ojos de los demás y sea una buena persona (que se empieza por serlo estando bien)a sus ojos, que se gaste dinero en sí mismo y compre un regalo más pequeño a los otros (qué egoísmo!!), que reconozca su buen trabajo y que mande a tomar por culo cómo le miren los demás y que se sienta libre de decir “no hago esto porque no tengo ganas” y no ponga excusas falsas por quedar bien.

Por propia experiencia, diré que es más fácil de lo que parece pensar siempre en los demás (sobre todo si es alguien a quien se quiere) y poco o nada en uno mismo y no existe nada peor que perderse, sobre todo porque en ocasiones es muy difícil volverse a encontrar.

martes, 16 de marzo de 2010

Reflexiones estadísticas...

Una tarde de estudio de estadística puede ser fructífera y terminar haciéndote sentir orgullosa de tus 3 horas empleadas en comprender porqué esa maldita fórmula tiene que ver con esa maldita pregunta.
Lamentablemente, esa tarde no ha llegado, al menos por ahora, y las montañas de papeles revueltos y llenos de números tachados pueden llevar a una a divagar sobre aspectos de la vida que no tienen absolutamente nada que ver con la estadística.
La cuestión es que,al igual que en esta tarde de estudio, tengo la impresión de que se me escapan cosas, de que tengo el formulario por delante pero no me salen las cuentas.
Obviamente todo el mundo sabe lo que es echar de menos a alguien o sentir un vacío más grande o más pequeño porque ese alguien ya no está. Y ya no está,no porque se haya muerto o porque lo hayan abducido los extraterrestres, simplemente no está. No está porque un día decidió dejar de hacerlo.
Lo gracioso es que en aquel momento uno tiene clarísimo quién había decidido irse e incluso se siente furioso y con ganas de quemar en la hoguera a más de uno, pero ahora no.
Un día te levantas y se te viene a la mente esa persona y te parece hasta raro verla en fotos contigo. Sueltas frases del tipo "Anda que no hace tiempo..." (a lo sumo dos años) o "¡Dios,Juanito!"(o Pepe o María Antonia). Miras la foto y esperas a notar la sangre sobrecalentándose y a cabrearte por momentos recordando lo mala que fue esa persona. Pero ese momento no llega porque ahora no estás furioso, ahora estás triste, melancólico...o como quieras llamarlo. La cuestión es que se te ha olvidado un poco qué hiciste tú para mantener a esa persona a tu lado (aunque una vocecita no para de decirte que lo suficiente)y cuando se te pasa por la cabeza algún momento con esa persona, el anterior "si el/la imbécil pasa de mi, más paso yo..."ahora se ha convertido en un "¿Puedes explicarme qué narices te hice para que te olvidaras de mi?".
Supongo que la respuesta estará encriptada en acciones que no hemos visto o que no hemos querido interpretar de la manera más razonable. Lo lógico sería buscar las incógnitas de la ecuación: llama,pregunta,"mensajea",escribe,busca...bla bla, pero el ser humano es una máquina demasiado compleja a veces como para resolver este tipo de problemas por la vía lógica. O demasiado cómoda como para tener que dar el difícil paso de olvidarse del orgullo y perdonar y dar sin quizás recibir nada a cambio.
Las matemáticas nunca fueron lo mío...