lunes, 16 de septiembre de 2013

Contar hasta 10.

Últimamente,tanto circunstancias personales como de personas cercanas, me han hecho interesarme bastante por el tema de la ira y de la expresión de las emociones en momentos de "explosión".
Es cierto que cada persona es un mundo y cada cual reacciona de una manera completamente distinta, pero es igualmente cierto que todos, en algún momento de nuestra vida, nos vemos al borde de explotar.
Discusiones con un amigo, con el jefe, con un compañero, con tu pareja, con tu familia... cada discusión se da en un lugar concreto con unas características concretas y nos pilla (a nosotros y a la otra persona) en un lugar concreto y en un estado determinado.
Mi experiencia propia y lo que he visto en los demás, me ha ayudado a darme cuenta de lo importante que es aprender a "contar hasta diez" en estos momentos, ya que la ira puede llevarnos a cometer errores que no siempre un "lo siento" puede deshacer después.
En psicología, el estudio del control o el manejo de la ira se conoce como Anger management y, aunque cada uno deberá centrarse más en desarrollar un aspecto u otro, creo que en general una guía para afrontar esos momentos de querer salir a quemar contenedores o cruzarle la cara a alguien puede resumirse en los siguientes puntos:

1. En primer lugar, tomarnos un tiempo antes de reaccionar es algo indispensable. Aunque en determinadas situaciones parezca tarea imposible, el hecho de contar hasta diez nos hará dar al menos una segunda vuelta a la respuesta que estamos a punto de tener.

2. Poner un poco de distancia de por medio: aunque suene frío, "tomarse un descanso" de la persona con la que tengamos el problema es una forma más de darnos ese tiempo necesario para re-reaccionar. La distancia es un arma importante para alejarnos un poco de aquello que nos provoca malestar y verlo con más perspectiva.

3. Expresar de formar clara el motivo de nuestro enfado: tanto con nosotros mismos como con el otro. Tratar de justificarnos dando vueltas a la tortilla o buscando causas que ni siquiera nos habíamos planteado sólo nos llevará a que la otra persona nos entienda peor y a que nuestra argumentación pierda fuerza y veracidad.

4. Hacer ejercicio: salir a correr, a caminar, a dar una vuelta... cualquier cosa que nos haga activarnos y soltar adrenalina de una manera más sana que a gritos o leñazos a alguien.

5.Pensar bien las cosas antes de decir nada: esto está estrechamente relacionado con los puntos uno y dos. Estar "encabronado" no lleva a nada bueno, sólo a decir cosas que seguramente no pensemos de verdad como una forma de intentar expulsar la tensión que sentimos. Podemos liberar cierta tensión en ese momento, pero después seguramente nos sintamos mal y hayamos hecho que la situación empeore.

6. Identificar soluciones: relativizar, mirar desde otra perspectiva. No centrarnos en porqué hemos estallado, sino en intentar escuchar otra versión de los hechos y empatizar con la otra persona.

7. Hablar en primera persona: cambiar los "No te has preocupado por mi" por "me hubiera gustado tenerte a mi lado". Esto disminuye la tensión al hacer que la otra persona no sienta que está siendo acusada o juzgada.

8. No guardar rencor: no sirve de nada que la discusión, precisamente, no sirva de nada. Acumular rencor sin perdonar sólo sirve para que todo vuelva a salir de nuevo en otra discusión o sea el factor causante de la misma. Es importante asumir que no todo el mundo se comporta como nosotros querríamos que lo hiciera.

9.Utilizar el humor para liberar tensiones: intentar quitar algo de importancia cuando la situación vaya calmándose. Evitar el sarcasmo o la ironía, ya que sólo hiere al otro y empeora las cosas.

10.Practicar alguna relajación si es necesario: respirar, darnos a nosotros mismos mensajes de tranquilidad y positivos, escuchar música, cocina, escribir...cualquier cosa que nos haga salir del bucle.


Yo,por ejemplo, he escrito esto para evitar hostiar a alguien.
Y oye, creo que ha ido bien.


No hay comentarios:

Publicar un comentario